A menudo oímos hablar de la anorexia como un trastorno de alimentación relacionado con la imagen social, el miedo a engordar o la influencia de modelos extremadamente delgados, pero el perfeccionismo es uno de los factores psicológicos de riesgo en problemas de alimentación.Nuestra directora del Máster de Psicología Infanto- Juvenil, Mery Hernández, nos desglosa esta idea en el siguiente artículo.
A menudo oímos hablar de la anorexia como un trastorno de alimentación relacionado con la imagen social, el miedo a engordar o la influencia de modelos extremadamente delgados, pero el perfeccionismo es uno de los factores psicológicos de riesgo en problemas de alimentación. Nuestra directora del Máster de Psicología Infanto- Juvenil, Mery Hernández, nos desglosa esta idea en el siguiente artículo.
Las personas “perfeccionistas” son muy exigentes consigo mismas y además suelen ser gran controladoras, les gusta tener todo bajo control. En algunas ocasiones experimentan cierta inconsistencia entre el esfuerzo realizado y el logro conseguido, lo que genera una sensación de “pérdida de control” a veces insoportable para este tipo de personas.
¿LA PERFECCIÓN SE PUEDE CONVERTIR EN OBSESIÓN? Luchar por las metas que nos proponemos, exigirnos en la vida y ser ambiciosos en nuestros logros, no tiene nada de malo. El problema aparece cuando nuestra autoestima y percepción de uno mismo está en función de esos logros, porque cuando vivimos situaciones en las que nuestras metas se ven truncadas, los sentimientos de incompetencia, baja auto-estima, ansiedad, rabia o soledad, con frecuencia, pueden llevar a usar la comida como una manera de ganar auto-control (contar calorías, no comer a pesar de tener hambre y ganar control, planificar nuestro día alrededor de la comida, adelgazar…). Nos centramos en comer para dejar de sentir esas emociones negativas que nos causan tanto malestar.
¿LA ANOREXIA ES UNA ADICCIÓN? Podría tratarse como tal, y las personas perfeccionistas y controladoras pueden ser vulnerables a dicha adicción. En un primer momento el “no comer” se convierte en una potente fuente de sensación de control: Consistencia entre lo que hago y lo que consigo (“No como, pierdo peso”); Los demás aprecian esos “logros” (“Todo el mundo me dice que estoy más delgado”); Sensación de control (“Tengo hambre, y a pesar de esa sensación no como, gano “yo” la batalla”, o en caso de existir atracones “Si vomito después de comer no engordo, y compenso el atracón”). Esto produce sensación de bienestar y de auto-control (o falso auto-control) en un primer momento.
¿QUÉ PASA CUANDO SE VA DE LAS MANOS? Llega un momento en el que hemos controlado y planificado toda nuestra vida alrededor de la comida (quedando después de comer con amigos y diciendo a tu familia que comes fuera con ellos, evitando ir a las primeras horas de determinados eventos sociales donde se come o cena, eligiendo horas en las que comer para no coincidir con nadie, buscando nuevos sitios donde esconder la comida, contando calorías, inventando excusas día tras día…), pero poco a poco la anorexia controla nuestra vida en las principales áreas:
- Amigos: Nuestro círculo se reduce cada día más, porque evitamos acontecimientos sociales donde “¡maldita sea! siempre se come”, porque estamos más irritables, porque no paran de decirnos lo delgados que estamos convirtiéndose en el único tema de conversación, hablan a escondidas con tu familia, y eso hace que te enfades, que no confíes en ellos…
- Familia: Porque no saben qué hacer y sientes que jamás se ponen en tu lugar, no se hacen ni la más ligera idea de cómo te sientes. Para ellos todo gira alrededor de lo mucho que te quieren (aunque tú sientes que no te comprenden, ni se molestan en saber cómo te sientes), de cómo puedes hacerles eso (lo cual tú vives como una manipulación en toda regla, y piensas que ya tienes bastante con tu sufrimiento como para preocuparte de los demás), de cómo no te das cuenta de lo mucho que vales (cuando en este momento tú te sientes lo más horrible del mundo), de lo mal que vas a acabar (cuando en este momento te da igual), de lo mal que les haces sentir (cuando tú crees que no puedes sufrir más)...
- Estudios, trabajo: Tu refugio, lo que cuando peor te sentías más brillabas a veces se desvanece, porque estás enfermo, porque no tienes fuerzas, porque te dejan a un lado para que descanses, porque cada vez son más habituales las visitas a médicos y especialistas…
- El control de todo, de tu cuerpo y de tu tiempo: En este combate, con tu perfección, exigencia, perseverancia, has quedado solo frente a la anorexia, parece que todos se han cansado, sentido que no pueden hacer más y se han retirado.
Cuando decides salir, y quieres comer ya no puedes porque sientes que tu estómago se ha cerrado, cuando tu familia te ayuda para que comas, se frustran porque no lo consigues, cuando quieres retomar tus amistades te das cuenta de que todos han seguido, han avanzado y tú te has detenido, cuando quieres volver a trabajar o estudiar te das cuenta de lo cansado que te encuentras. Ahora estás saliendo, te has decidido pero te encuentras con un largo camino de recuperación, y dudas de tus propias fuerzas para ello.
¿QUÉ PODEMOS HACER PARA AYUDAR A ALGUIEN QUE TIENE ANOREXIA?
1. Acompañar: En esos momentos esa persona necesita saber que hay alguien ahí, que ya no está solo con su enfermedad, debemos acompañarle durante el próximo y largo periodo de recuperación.
2. Ser espejo de sus cualidades: Sus características personales fueron uno de los factores que le llevaron a esta enfermedad, pero actualmente siente que ya no tiene “ninguna cualidad positiva”, siente que ha perdido la batalla y eso le frustra mucho. Podemos ejemplificar sus cualidades: “Bueno con lo perseverante y trabajador/a que eres seguro que lo consigues”; “Nos han dicho que esto va lento, pero como sé que cuando quieres algo hasta que no lo consigues no paras, me quedo tranquilo”, “Dices que estás cansado pero esta semana has ido a trabajar como siempre”.
3. Proporcionar una buena alimentación: Aunque de este apartado los médicos se encargan especialmente, los padres y/o personas cercanas (hermanos, amigos, abuelos…) tenéis que tener en cuenta que este chico ha caído en esta adicción entre otros motivos por su falta de tolerancia a la frustración. Cuando una persona deja de hacer deporte durante un tiempo y luego lo retoma, se da cuenta de que su capacidad física ha disminuido, lo mismo sucede cuando alguien lleva un largo periodo de privación de comer. Si ponemos a alguien un gran plato de comida después de haber estado meses manteniéndose con un vaso de agua y una manzana, se va a frustrar, va a sentir lo que menos le gusta y lo que le ha llevado a estar ahí. Intentar que alguien que se está recuperando se coma un gran plato de comida o simplemente un plato “normal”, es igual que poner a un futbolista que se ha lesionado, y estado un año de baja, a jugar una final de la Champions League. Debemos ir proponiendo metas viables, y alcanzables para esa persona, no desesperar: “¿No puedes más? Bueno al próximo día seguro que podemos comer un poquito más”.
4. Instaurar conductas saludables: En todos los casos, pero especialmente cuando existe culto al cuerpo, debemos enseñarle maneras de mantenerse en forma, y que la sensación o culpabilidad de “voy a engordar” desaparezca.
5. Ofrecerles situaciones donde tenga control: Estas personas han vivido una etapa en la que su enfermedad mandaba y dirigía, han sentido que han perdido la batalla. Enseñarles técnicas de relajación para adquirir un control progresivo de su propio cuerpo, facilitarle algunas situaciones en las que pueda demostrar su capacidad, y demostrarse así misma que sigue teniendo esas cualidades, aptitudes y talentos que pasaron a un segundo plano, aumentarán su sensación de control.
6. Muy unido a este último punto, es la importancia de enseñarles a diferenciar Objetivos de valores. Los objetivos son consecuencias alcanzables que una vez conseguidos se acaban, mientras que los valores no se consiguen ni se acaban nunca. No se trata de volver a tener un control “obsesivo”, sino que se valore por lo que es (trabajador, luchador, perseverante, simpático...) y no se valore solo por los resultados que consiga (suspender, no ser seleccionado para un determinado puesto, que alguien no le quiera…). Los éxitos no dependen sólo de uno mismo, también influyen factores externos y por lo tanto el lograrlos o no, no siempre dice algo de uno mismo.
7. Enseñar a disfrutar no cuando alcance los logros, sino durante todo el camino, de ese modo, podrán valorar cada instante. Valorar el esfuerzo, trabajo de esa persona, no solo el resultado, ya que somos lo que hacemos día a día, y los frutos y resultados se ven con el hábito.
8. Ponerle ejemplos de personas que admire y hayan cometido errores, que se ponga en la piel de esa persona, y que diga los motivos que le llevan defender a esa persona a pesar de haber fallado. Aprender que equivocarse es normal, y que lo que nos gusta de quienes admiramos es su capacidad para aprender y seguir adelante. Ser tolerante con nuestros errores es un gran paso.
9. Enseñar y entrenar Habilidades Sociales: En estos casos las relaciones sociales se han alterado notablemente con la enfermedad. El aislamiento social es muy frecuente por lo que el trabajar este aspecto es fundamental. Enseñar y poner en práctica diferentes técnicas y habilidades que mejoren la comunicación tanto en su entorno familiar como entre iguales, mejorará así la expresión de sus sentimientos.
Muchas veces la anorexia surge por problemas dentro de la familia, con los amigos, estudios, trabajo… al sentir que no se tiene control sobre lo que sucede alrededor.
Dejar de comer comienza siendo una herramienta para obtener control y se cae en el error de tratar de sentirse mejor a través de ella. No comer es equivalente a abandonar sus problemas, alivia su ansiedad a corto plazo, pero las situaciones preocupantes siguen ahí.
Sentimos que estamos en un momento en el que nada depende de nosotros, y esta privación depende solo de nosotros, por lo que cada vez que no tenemos control no comemos, y eso lo hacemos una y otra vez.
Acompañar, comprender, dar alternativas, buscar ayuda y a pesar de la dificultades, rabia, ira, y odio de la otra persona decir que estaremos ahí con ella, facilita que quien vive esta odisea, se posicione hacía el deseo de cambio. Reconocer sus problemas, preguntarle cómo le hacen sentir, ayudarle a ocuparse de ellos, y proporcionar herramientas para sus problemas presentes y futuros, potencia su percepción de eficacia y así su lucha y colaboración para la superación de esta terrible enfermedad.